jueves, 2 de abril de 2015

Fernán Caballero. Escribir con Seudónimo de Hombre



Fernán Caballero era el seudónimo utilizado por la escritora española Cecilia Böhl de Faber y Larrea (Morges, Cantón de Vaud, Suiza, 24 de diciembre de 1796 – Sevilla, España, 7 de abril de 1877). Tomo el seudónimo de la población ciudadrealense de Fernán Caballero, aunque también escribía utilizando el de Corina.

Fernán Caballero inicia la novela realista española, pues el corpus narrativo anterior se circunscribía a un tipo de relato cuyos puntos de partida consistían en imitaciones románticas de tipo histórico o social, y en breves cuadros de costumbres cuya objetividad se diluía, por regla general, entre la sátira y el humor. Con la publicación de La Gaviota, año 1849, comienza un ciclo narrativo que abrirá el paso a la gran novela española de la segunda mitad del siglo XIX.

Durante sus primeros años vivió en Alemania hasta que regresó con su familia a la ciudad de Cádiz en 1813, a la edad de 17 años.
 
En 1816 se casó  con el capitán de infantería Antonio Planelles y Bardaxí. La pareja se mudó a Puerto Rico donde  su esposo fallece.

Después se trasladó a Hamburgo, al norte de Alemania, donde vivió con su abuela. Algunos años más tarde se mudó nuevamente a El Puerto de Santa María, España, donde conoce a Francisco Ruiz del Arco, marqués de Arco Hermoso. En 1822 contrae segundas nupcias con él en Sevilla. En mayo de 1835 enviudó nuevamente.

Poco tiempo después conoció a Antonio Arrom de Ayala, con quien contrajo matrimonio en 1837. Pero Ayala estaba enfermo de tisis y con graves problemas económicos que hicieron que se suicidara en 1863. Quedó así la escritora en la pobreza. Los duques de Montpensier y la reina Isabel II la protegieron y le brindaron una vivienda en el Patio de las Banderas del Alcázar de Sevilla, pero la revolución de 1868 la obligó a mudarse debido a que las casas fueron puestas en venta.




El papel de Cecilia Böhl de Faber en la narrativa hispánica es clave. Ha sido considerada como la impulsora de la renovación de la novela española, que durante los siglos XVIII y primera del XIX había perdido el brillo que tuvo en la Edad de Oro.

La obra narrativa de Fernán Caballero se conecta con su vida de modo muy vigoroso. En sus ficciones defenderá las ideas tradicionales: sobre cualquier canon novelístico predominaba, para ella, el dogma antiliberal. Entendió su labor creativa como la de un investigador del folclore dedicado a rastrear costumbres llamadas a desaparecer por el empuje del progreso y de las ideas llegadas del exterior. Sus novelas presentan una serie de escenas hilvanadas por un hilo conductor de clara ascendencia romántica, regido por la ideología de la tradición; realidad poetizada por un fuerte deje idealista y deformada por el gusto moralizante y por las frecuentes digresiones de la autora. Aun así, la resonancia de sus novelas y su influencia fue considerable, especialmente entre escritores como Antonio Trueba o Luis Coloma. Galdós reconoció las aportaciones de Caballero al renacimiento del arte de novelar
Obras:
La Gaviota se publicó por entregas en El Heraldo en 1849. De inmediato esta novela escrita originalmente en francés, fue considerada como digna de Walter Scott. La escribió como reacción contra los folletines sensacionalistas que eran muy populares en los periódicos; además, daba una visión muy real de cómo se comportaban y hablaban los españoles de la época. La obra trata del matrimonio fracasado del doctor Stein con la hija de un pescador, a quien llaman «la Gaviota». La mujer se enamora de un torero y abandona a su marido para convertirse en cantante profesional. El doctor Stein sale para los Estados Unidos y «la Gaviota» regresa finalmente al que son la verdadera razón de ser de la novela, son absolutamente convincentes, pero evidentemente, no reflejan la vida española, ya que la autora seleccionó lo que consideró más pintoresco.

Su novela siguiente fue Clemencia, en la que una mujer desdichada en su matrimonio acepta esa carga con resignación; Cuadros de costumbres populares andaluces (1852); La Farisea (1853); Lágrimas, novela de costumbres contemporáneas (1853); y La familia de Alvareda, novela original de costumbres populares (1856), escrita en alemán treinta años antes de su publicación en España. Otras obras suyas son Una en otra, Callar en vida y perdonar en muerte y Con mal o con bien a los tuyos te ten (todas de 1856); Un servilón y un liberalito, o tres almas de Dios (1857); Relaciones (1857) y el cuadro de costumbres breve Deudas pagadas (1860).






Citas
"Sé justo antes de ser generoso, sé humano antes de ser justo."

"¡La felicidad! No existe palabra con más acepciones; cada uno la entiende a su manera."

"Mis críticas son ligeras y sin hiel, porque no la hay en mi corazón, y la detesto en literatura."

"Yo en todos los libros acostumbro a leer el prefacio, porque a veces suele ser lo mejor de la obra." 
Artículos
§                                                      CANTIZANO MÁRQUEZ, Blasina, «Washington Irving y Fernán Caballero: influencias y coincidencias literarias» [Documento en línea], Espéculo: Revista de Estudios Literarios, 23 (marzo-junio 2003). [Consultada: 22/05/2014].
§                                                      GULLÓN, Germán, «El Realismo castizo y la novela realista del siglo XIX» [Documento en línea], Antonio Vilanova, ed., Actas del X Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas: Barcelona, 21-26 de agosto de 1989, vol. III, Barcelona, PPU, 1992, pp. 1295-1301. [Consultada: 22/05/2014].