domingo, 18 de mayo de 2014

Mujeres virtuosas contra mujeres viciosas





Seamos sinceras. Las mujeres nunca hemos sabido que hacer con nuestras vidas. Afortunadamente, a lo largo de los siglos los hombres han definido, determinado, establecido, fijado, decretado, acordado, estipulado, y aconsejado  como debíamos vivir. Nos han dirigido por el camino correcto de lo que  debíamos hacer y de lo que no debíamos hacer. Y si esos hombres eran religiosos, no sé sabe por qué motivo, facultad oculta, o don divino, sabían mucho más, y con más acierto, cómo debían vivir “las pobres mujeres”. Hay muchos ejemplos de esos hombres que han ayudado a poner metas a las vidas de las mujeres, a orientarlas en la confusión que las caracteriza, pero nadie como el religioso agustino español Fray Luis de León  con su guía “La perfecta casada “ .Comprobadlo por vosotras mismas: “Puesto que Dios no dotó a las mujeres ni del ingenio que piden los negocios mayores ni de las fuerzas a que son menester para la guerra y el campo, mídanse con lo que son y conténtense con lo que es de su suerte, y entiendan en su casa y anden en ella, pues las hizo Dios para la casa y los hijos. Como son los hombres para lo público, así las mujeres para el encerramiento; y como es de los hombres hablar y salir a la calle, así es de ellas encerrarse y callarse.  Y así es que, las que en sus casas cerradas y ocupadas las mejoran (no darán así a sus maridos motivos de celos ni se pondrán ellas en peligro), andando fuera de ellas las destruyen. Y las que andando en su casas y cuidando a los hijos ganarían las voluntades de sus maridos, visitando las calles corrompen los corazones ajenos y dan motivo de queja y desasosiego a sus maridos.... Ninguna causa tenéis para salir de casa, que no sea grave y severa porque, o es visita de algún fiel enfermo, o es por ir a misa o el oír la Palabra de Dios (......) Ha de saber también la mujer regir su casa y su familia. Conviene saber coser, cocinar y fregar...”.   Y no piense que las crió Dios y las dio al hombre sólo para que le guarden la casa, sino también para que la consuelen y alegren. Para que en ella el marido cansado y enojado encuentre descanso y los hijos amor y la familia piedad.” Qué majo, ¿no?

Así virtuosas jóvenes eran amaestradas por doquier por desinteresados moralistas. Y como la naturaleza femenina es ignorante para las letras y el saber siempre es peligroso, es conveniente mantener al sexo femenino lejos de cualquier peligro, por eso las mujeres eran enseñadas a través de grabados o dibujos. Como este grabado de finales del siglo XVIII o principios del XIX, donde se ejemplariza la hija virtuosa frente a la hija viciosa. Porque, el ejemplo clama al cielo: se necesita ser viciosa de la plancha, para preferir seguir planchando antes que entregarse a las risas lujuriosas a las que se entrega inocentemente  la hija virtuosa.
La verdad, nunca entenderé porque hay mujeres tan viciosas.